Las Olimpiadas Gatunas de las 3 a.m.

Después de un largo día, por fin te metes en la cama, te arropas y caes en un sueño profundo y merecido. Todo está en calma. La casa duerme. La paz reina.

Garfield2

¿Una noche tranquila? Olvídalo.

Después de un largo día, por fin te metes en la cama, te arropas y caes en un sueño profundo y merecido. Todo está en calma. La casa duerme. La paz reina.

Pero no por mucho tiempo.

Empieza el sprint nocturno

A las 3 en punto de la mañana, una presencia se activa en la oscuridad. Tu gato, completamente descansado y lleno de energía, decide que este es el momento perfecto para una sesión de entrenamiento improvisada.

¿La cama? Una pista de carreras de primer nivel.
¿Tú? El desafortunado terreno de juego.

Con un estallido de energía, salta desde la mesita de noche, aterriza sobre tus piernas y, en cuestión de segundos, se lanza directo a tu pecho con una precisión olímpica.

Te despiertas de golpe, el corazón latiendo a mil por hora. ¿Ha sido un terremoto? ¿Un ladrón? No, solo tu gato perfeccionando su técnica de sprint en plena madrugada.

El circuito de obstáculos en el que nunca te inscribiste

Tu manta se convierte en la pista de carreras. ¿Tu cara? Un obstáculo más que hay que superar. Con la agilidad de un atleta profesional, corre en zigzag sobre la cama, haciendo paradas estratégicas, giros y acrobacias en el aire.

Si intentas detenerlo, se detiene por un segundo, te mira con ojos grandes e inocentes como si preguntara: “¿Algún problema?” Y en cuanto bajas la guardia… BAM, la siguiente ronda comienza.

Llega la mañana, pero la justicia no

El sol empieza a asomarse y tú sigues ahí, derrotado y agotado. ¿Y el pequeño demonio que causó todo esto?

Durmiendo profundamente.

Acurrucado en el lugar más cálido y soleado de la casa. Sin remordimientos. Sin conciencia del caos nocturno que ha causado.

Mientras tú te arrastras por el día, medio dormido, sabes con certeza que cuando el reloj marque las 3 a.m. otra vez… la carrera volverá a empezar.

Y aun así, sigues queriendo a ese pequeño atleta nocturno.